JESUCRISTO DE NAZARET. Es y siempre será el vagabundo más famoso de Roma en esta tierra.
No hay referencias directas a que Jesús estuviera sin hogar en la Biblia. Sin embargo, hay algunos pasajes que pueden interpretarse como que sugieren que Jesús y sus discípulos no tenían un hogar permanente y dependían de la hospitalidad de los demás.
Por ejemplo, en Lucas 9:58, Jesús le dice a un seguidor: "Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza". Este pasaje sugiere que Jesús no tenía un hogar permanente.
Otro pasaje que a veces se cita como evidencia de que Jesús no tenía hogar es Mateo 8:20, donde Jesús le dice a un escriba que quiere seguirlo: "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde". para recostar la cabeza." Este pasaje es similar al de Lucas, pero agrega el detalle de que Jesús se comparó con zorros y pájaros, que no tienen hogares permanentes.
Algunos cristianos han interpretado estos pasajes en el sentido de que Jesús no tenía hogar. Sin embargo, otros argumentan que Jesús y sus discípulos simplemente vivieron un estilo de vida sencillo y no necesitaban ni querían un hogar permanente. Señalan que Jesús a menudo fue bienvenido en los hogares de otras personas, como Marta y María (Lucas 10:38-42) y Zaqueo (Lucas 19:5-6).
En última instancia, si Jesús estaba o no sin hogar es una cuestión de interpretación. No existe un consenso claro sobre este tema entre los cristianos.
Dios espera que su pueblo ayude a los que no tienen hogar. La Ley aborda directamente la atención a los necesitados. En Levítico 25:35 Dios ordena a su pueblo que ayude a sostener a aquellos que no tienen hogar y no pueden sustentarse a sí mismos: “Si alguno de tus hermanos israelitas se empobrece entre vosotros y no puede mantenerse a sí mismo, ayúdalo como lo harías con un extranjero y forastero, para que puedan seguir viviendo entre vosotros” (ver también Deuteronomio 15:7–11). El Señor reprendió a quienes guardaban la forma exterior de religión pero no se preocupaban por los pobres: “¿No es ésta la clase de ayuno que yo he escogido?
¿Compartir tu alimento con el hambriento y brindar refugio al pobre vagabundo? Cuando veas al desnudo, vestirlo y no apartarte de tu propia carne y sangre”.
El libro de la sabiduría, Proverbios, establece el principio de dar a los pobres y lo asocia a una bendición: “El que es bondadoso con los pobres presta a Jehová, y él les recompensará por lo que han hecho” (Proverbios 19: 17)
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